En Colibrí inducido a un sueño profundo (2006), Ortega registra el periodo de sueño de un colibrí tras una sesión de hipnosis. Este pequeño pájaro se distingue por ser un animal que constantemente está en movimiento; casi nunca se le puede ver en reposo.
Durante la producción de este video, Ortega colaboró con un ornitólogo para someter al colibrí a un estado de torpor mediante un método natural que consiste en modular la temperatura del hábitat del ave. Al mostrar al colibrí quieto y aletargado, el espectador puede observar detalles del espécimen que no se podrían apreciar de otro modo. Con este gesto, el artista desacelera el ritmo de la naturaleza e invita a contemplarla en un estado de quietud que contrasta fuertemente con el ruidoso paisaje sonoro de la ciudad que se escucha en el fondo.